Client Julie

La historia de Julie

Program:
Comidas adaptadas médicamente

Originaria del sur de California, Julie, clienta de Food For Thought, ha vivido en el condado de Sonoma durante la mayor parte de su vida adulta. Durante años ha trabajado como proveedora de cuidados a domicilio para ancianos y como jardinera. Pero en el otoño de 2016, Julie supo que algo no iba bien.

“Empecé a sentirme cada vez más débil. Estaba perdiendo mucho peso y luego perdí la capacidad de hablar”

Después de una semana en el hospital, le dijeron a Julie que tenía un trastorno sanguíneo raro y potencialmente mortal llamado púrpura trombocitopénica trombótica. Este trastorno sanguíneo había causado la pérdida de peso de Julie y dos pequeños accidentes cerebrovasculares, que fueron la razón de su pérdida temporal del habla.

“Una vez que me diagnosticaron, pasé otras tres semanas en el hospital. Tuvieron que limpiarme la sangre y hacerme un poco de quimioterapia. También recibí tratamiento para la desnutrición porque

pesaba menos de 45 kilos”. Julie pudo entonces volver a casa y comenzar el lento proceso de recuperación. Fue en una de sus citas de seguimiento cuando la remitieron a Food For Thought.

“Venir a Food For Thought era una de las pocas cosas que podía hacer socialmente mientras me recuperaba. Mi pareja y yo veníamos cada semana a buscar nuestra comida y a almorzar. Era comida en comunidad, y alimentaba mi alma”

A medida que Julie recuperaba la salud, decidió empezar a colaborar como voluntaria en Food For Thought. Desafortunadamente, Julie se enfrentó a un reto de salud más y contrajo herpes zóster en la cara. Pero una vez que se recuperó, Julie se convirtió en voluntaria semanal.

“El voluntariado me dio confianza y fuerza porque mi capacidad para funcionar se había visto afectada. Quería venir cada semana y ver qué podía hacer. Probé diferentes tareas, pero sobre todo trabajé reponiendo productos para poder fortalecer mis músculos levantando todas las cajas de fruta y verdura”

A lo largo de 2017, Julie fue voluntaria los jueves por la tarde reponiendo la vitrina de productos y tomando los pedidos de los clientes en el mostrador. Disfrutaba conociendo a todos los voluntarios, clientes y miembros del personal habituales.

“Sentía que formaba parte de una familia cuando estaba en Food For Thought y realmente necesitaba eso. Me sentía productiva y el simple hecho de poder dar a los demás era importante”

Julie está ahora volviendo a la vida laboral y ya no necesita nuestro apoyo nutricional. Guarda muy buenos recuerdos de su tiempo como clienta y voluntaria en Food For Thought.

“Cuando me estaba recuperando de mi enfermedad, no tenía miedo de no tener comida para comer gracias a Food For Thought. Realmente me sentí parte del círculo mientras era voluntaria y daba comida a la gente que lo necesitaba, como si estuviéramos todos juntos en esto”