Antes de ser cliente de Food For Thought, fui voluntaria.
Después de mudarme a Forestville en 2014, estaba dando un paseo y vi un edificio que nunca antes había notado. Por curiosidad, me acerqué para mirar por las ventanas delanteras y, para mi sorpresa, ¡estaba frente a una pequeña tienda! Entré y pregunté: “¿Qué es este lugar?”. Así fue como conocí Food For Thought y comencé a trabajar como voluntaria en el jardín, plantando y cosechando productos para el banco de alimentos.
De repente, mi hijo tuvo un accidente horrible y fue al hospital. En ese momento, no estaba trabajando y yo me quedaba en casa para cuidarlo. Afortunadamente, sabía exactamente a quién recurrir para pedir ayuda. Su médico nos remitió al programa Welcome Home de Food For Thought, que nos ayudó a acceder a alimentos saludables después de su estancia en el hospital. Cada vez que llevaba a mi hijo al banco de alimentos, con aparatos ortopédicos en las piernas y todo, nos recibían las cálidas y sonrientes caras de las maravillosas personas que trabajan en Food For Thought.
Aunque había pasado tiempo aquí como voluntaria, fue solo entonces cuando aprendí que ¡FFT tiene la mejor comida! La fruta y las verduras que provienen del jardín y las buenas personas que donan son de gran calidad. Es como si estuviera comprando en Whole Foods o Oliver’s Market.
Entonces me convertí en cliente de Welcome Home. Después de mi cirugía, no tenía dinero ni nadie que cocinara para mí. Pedí que me remitieran a Food For Thought para que me ayudaran a conseguir comida saludable. ¡Las comidas congeladas que me dieron eran deliciosas, frescas y fáciles de preparar! Simplemente las metía en el microondas y tenía mi almuerzo y cena cada día. Me ayudó a recuperarme más rápido porque la comida es mejor que la que tengo en casa.
Me encanta este programa y me encanta toda la gente que trabaja aquí. Si alguien que conozco necesita apoyo nutricional, puedo recomendarle Food For Thought.